El otro día escuché a una chica en una emisora de radio, contar su “venganza” hacia una tienda de ropa.
Ésta contaba como, hace un tiempo, entró en una tienda de ropa y, al preguntar por las tallas a la dependienta, ésta le dijo: lo siento, aquí no tenemos tallas para ti.
Entiendo perfectamente como se pudo sentir… porque yo también he escuchado esto en alguna ocasión.
Continuaba su historia diciendo que, pasado un tiempo, tras el cual, había perdido bastante peso, volvió a entrar en la misma tienda, con un montón de bolsas de ropa, adquirida en otros comercios. Curioseaba las prendas cuando se le aproximó la misma dependienta y, al preguntarle si buscaba algo en especial, ésta le respondió: No, toda esta ropa es horrorosa. Y con las mismas se marchó dejando a la dependienta estupefacta y sin tiempo a reaccionar.
Vamos a ver, señores y señoras diseñadores y empresas dedicadas a la confección de prendas de ropa femenina:
Una talla 42, tendrá que ser del mismo tamaño en todos los lugares.
Una talla XL, NUNCA puede ser equivalente a una talla 42.
Por si no se han enterado, XL significa EXTRA LARGE, o sea, extra grande.
¿En serio piensan que una mujer con una talla 42 es una mujer extra grade?
Entonces ¿las de las talla 50?... casi prefiero no saber la respuesta…
La verdad es que, a mí, como a muchas otras personas, esto nos parece un despropósito.
Así pasa claro… con esto de que talle cada fabricante como le venga en gana… una tiene un ropero con tres tallas diferentes. Vamos, que cuando vas a comprarte un pantalón y te preguntan la talla, parece que fueses a comprar uno para ti… y otro para todos tus compañeros, como en el escondite.
Y hay que entrar en el probador, que eres lo más parecido a un mantero… tres prendas del mismo modelo, y diferente talla. Tres camisas, tres pantalones, tres faldas, tres camisetas… Claro, como solo puedes meter 5 prendas… te pasas la tarde entrando en el probador, sal, deja las prendas, coge otras 5, ponte otra vez en la cola (por que comprar no compraremos, pero… que bien se pasa la tarde haciendo cola en un probador…)… total, al final, para ponerte de mala leche y no llevarte nada.
Y todo depende del espejo que te toque.
Hay alguno por ahí… que casi te dan ganas de decir a la dependienta: Me llevo la falda, esta blusa y… el espejo ¿no me lo podré llevar también? Es que ¡me veo estupenda!.
Y otros que después de probarte ese conjunto que al cogerlo has pensando: Bueno, con esto puesto voy a estar rompedora… y vamos que si lo estás, hija, una vez te has puesto el modelito, es mirarte en el espejo y darte ganas de romperlo...
En fin, espero que alguien, algún día, se haga eco de esta sugerencia. Casi es una súplica.
Ya sabemos que estamos fabulosas, independientemente de la talla que usemos. Aunque haya gente que esté empeñada en hacernos creer que, si no usamos una talla inferior a la 40, no tenemos derecho a sentirnos atractivas…
Pero, simplemente por agilizar el trámite, a la hora de salir a comprar algo de ropa, sepamos contestar a esa pregunta tan sencilla de: ¿Qué talla le busco?
Esther